Este review salió originalmente en el programa Nerdinastía de la radio protocolocero.com
Elegí
este juego por dos razones, primero, este juego es un remake de un
juego de NES con el mismo nombre, y segundo, es un juego que nos conecta
con nuestra infancia. La trama y la ambientación nos recuerda a cómo un
niño puede entretenerse usando solo su imaginación, sin la necesidad de
usar algo creado por otra persona.
El
juego trata de un niño que encuentra un “blob”, una masa blanca que
puede transformarse en distintos objetos que se deben usar para pasar
las pantallas. Es un juego de plataformas y puzzles, y es hermoso. La
relación del niño y su blob es de amistad, ese tipo de amistad pura y
desinteresada característica de un niño.
La
parte gráfica es excelente, un diseño 2D que nos transporta a la
gloriosa época de los primeros platformers, pero con un diseño realizado
con los recursos actuales, una animación excelente y unos fondos que
merecen estar encuadrados.
La
parte mecánica también es excelente, pero no es el estilo de Super
Mario, no es veloz, el personaje principal es un niño y el manejo es
acorde, no puede realizar maniobras increíbles ni caer desde muy alto, y
eso, aunque no parezca, hace el juego más disfrutable. Dentro de cada
pantalla hay tres tesoros, y si se colectan todos se puede jugar una
pantalla bonus que pone a prueba las habilidades que estuvimos
practicando en la pantalla anterior, al terminar cada “bonus” tenemos
disponibles contenido de la creación del juego, desde imágenes del
proceso de dibujo hasta videos de dónde salió la inspiración. Es un
contenido muy interesante que vale la pena “desbloquear”.
Este juego definitivamente vale la pena agregar a la
biblioteca. Es un juego que satisface en todos los sentidos posibles.